Existen hitos memorables en la vida de todo ser humano y, sin duda alguna, uno de ellos es el momentto de aprender a cruzar la calle por nuestros propios medios. En dicha ocasi? seguramente atravesando a?uestra m?tierna infancia, hemos recibido por parte de nuestros temerosos mayores una serie de consejos ?es para enfrentar los peligros m?comunes que nos deparaba el tr?ito:
- Cruzar indefectiblemente por la equina, nuynca a mitad de cuadra
- Esperar siempre a que se encienda la luz verde
- Permanecer tkdo el tiempo arriba del cord?e la vereda, ya que abajo es peligroso
- Mirar a ambos lados, independientemente del sentido del tr?co (nunca falta alg?oludo en bicicleta o un pelotudo en auto de contramano)
- De ser necesario, solicitar la ayuda de un polic?(?) o de alg?tro transe? (??)
- Si el mu?ito rojo est?arpadeando, es preferible no arriesgarse y aguardar al pr?o cambio de luces
Debo reconocer que en su momento fueron recomendaciones apropiadas, independientemente de haberles hecho caso o no. empero estoy completamente seguro de que nadie, absolutamente nadie, supo prepararnos para enfrentawr una situaci?omo la siguiente:
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Extraido de
No todo es verso
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